En España, el 62,1% de las familias son propietarias de su vivienda, conforme datos del INE del primer trimestre de 2019. Tener una casa es el mayor sueño de muchas personas, pero no todas pueden permitírselo. La crisis económica ha golpeado fuerte a muchos países, y en España esto también se ha notado en el mercado inmobiliario.
Hoy en día, son muchas las personas que se plantean si comprar o alquilar una casa. Es una decisión que no se debe tomar a la ligera, pues conlleva una serie de consecuencias económicas y personales.
A continuación, desarrollaremos los pros y contras de comprar frente a alquilar una vivienda.
Comprar una casa
Comprar una casa es una inversión a largo plazo. Aunque inicialmente requiera una gran cantidad de dinero, con el paso del tiempo se amortizará la hipoteca y podremos disfrutar de la vivienda sin tener que preocuparnos por los pagos mensuales.
Otro de los pros de comprar es que podremos hacer todas las reformas y personalizaciones que queramos, ya que será nuestra propiedad. Si necesitamos más espacio, podremos ampliar la casa. Si queremos cambiar algo, no tendremos que pedir autorización al propietario.
Sin embargo, comprar una casa tiene sus contras. En primer lugar, requiere de una gran cantidad de dinero, tanto para el pago inicial como para hacer frente a los gastos mensuales. En segundo lugar, conlleva una serie de responsabilidades, como el pago de impuestos, el mantenimiento de la vivienda, etc.
Alquilar una casa
Alquilar una casa es una opción más económica que comprar, ya que no requiere de un gran desembolso inicial. Lo único que tendremos que hacer es pagar el primer mes de alquiler y, posteriormente, el pago mensual.
Otro de los pros de alquilar es que no nos responsabilizaremos de los gastos derivados de la vivienda, como el pago de impuestos, el mantenimiento, etc. Todo será responsabilidad del propietario.
Sin embargo, alquilar también tiene sus contras. En primer lugar, no podremos hacer las reformas o personalizaciones que queramos, ya que no será nuestra propiedad. En segundo lugar, existe el riesgo de que el propietario decida subir el precio del alquiler o que, directamente, nos eche de la vivienda.